No más excusas, no más “suelo pegajoso”

Columnas Aequalis 04. Marzo 2025

María Jesús Honorato,
Decana Facultad de Educación,

Universidad de Las Américas.

Las mujeres llevan décadas formando a las nuevas generaciones, pero cuando se trata de decidir el rumbo de la educación, su presencia se reduce drásticamente.

En las salas de clases son mayoría, representan el 73,7% del personal docente en establecimientos escolares, según el Ministerio de Educación. Y a nivel global constituyen el 68% del cuerpo docente en enseñanza primaria, según la Unesco. Sin embargo, su presencia disminuye en la toma de decisiones. En Chile, solo el 24,3% de los cargos directivos universitarios son ocupados por mujeres, y en las escuelas, los puestos de dirección siguen estando mayoritariamente en manos de hombres.

A pesar de los avances en leyes y políticas para reducir las brechas de género, muchas mujeres siguen atrapadas en lo que se conoce como el “suelo pegajoso”, una barrera invisible que las mantiene en los niveles más bajos de la pirámide laboral. La doble jornada laboral, la falta de redes de apoyo y las estructuras de trabajo poco flexibles dificultan su crecimiento profesional, impidiendo que accedan en igualdad de condiciones a las posiciones de liderazgo.

Este fenómeno no es exclusivo de la educación. En Latinoamérica, solo el 41,5% de los cargos de alto nivel en el sector público están ocupados por mujeres, según datos del Banco Interamericano de Desarrollo. En el ámbito universitario, aunque representan más de la mitad del estudiantado, su presencia en la docencia y rectorías sigue siendo baja, con solo 20% de rectoras. ONU Mujeres estima que, al ritmo actual, alcanzar la paridad en jefaturas de Estado tomará más de un siglo.

El impacto del liderazgo femenino en educación es claro. Estudios de la Unesco han mostrado que escuelas dirigidas por mujeres presentan mejores resultados en aprendizaje, retención escolar y clima organizacional. Su estilo de liderazgo tiende a fomentar la colaboración y la inclusión, factores esenciales para el desarrollo de las instituciones educativas.

Chile ha implementado políticas para reducir estas brechas, pero el desafío no es solo aumentar el número de mujeres en cargos de decisión, sino romper con las estructuras que las mantienen en posiciones subordinadas. Programas como Ciencia 2030 buscan fortalecer la presencia femenina en áreas estratégicas, pero en educación es fundamental ampliar la formación y el acompañamiento para que más mujeres accedan a la toma de decisiones con las herramientas necesarias.

No se trata de cumplir cuotas, sino de garantizar que quienes tienen la capacidad puedan competir en igualdad de condiciones. Esto requiere fortalecer la formación en liderazgo, generar redes de mentoría y eliminar los sesgos que dificultan el ascenso profesional.

Más que un problema de representación es una cuestión de acceso real a oportunidades. El talento está ahí, pero el suelo pegajoso sigue frenando su avance. Lo que falta es garantizar que tengan el espacio para demostrar su capacidad y liderar el cambio que la educación necesita



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Author: María Jesús Honorato
Decana Facultad de Educación Universidad de Las Américas

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