Currículum en tiempos de Babel: de la confrontación a la traducción
- abril 24, 2025
- Posted by: Tomás Díaz
- Categoría: Columna, FORMACIÓN TÉCNICO PROFESIONAL

Columnas AEQUALIS 08. Abril 2025
Tomás Díaz,
Director de Docencia,
CFT-ENAC.
Vivimos tiempos donde la metáfora bélica goza de gran aceptación. Bajo esta lógica, podríamos describir los desafíos actuales del desarrollo curricular, como una permanente batalla en la que profesionales dedicados, se esfuerzan incansablemente por dotar de racionalidad pedagógica al quehacer de instituciones de educación superior.
En este escenario, y simplificando las cosas, poder podríamos observar cómo en las universidades prevalecen las disciplinas, otorgando el desarrollo curricular a las facultades y académicos, dejando en una posición marginal a las unidades especializadas en gestión curricular. En la otra vereda, en las instituciones técnicas domina la lógica del rendimiento y los indicadores, llevando al lenguaje curricular a funcionar a veces sin las restricciones necesarias para un debate profundo y el desarrollo del pensamiento crítico. Así, el noble oficio del curriculista parece quedar atrapado en un orgulloso solipsismo, atacado desde múltiples frentes o, en el peor de los casos, ignorado, especialmente por los estudiantes que aún desconocen su existencia (aunque esto podría cambiar pronto, basta observar la evolución del debate género y currículum).
Sin embargo, considero que abordar el currículum desde la metáfora del conflicto no es la forma más adecuada en la actualidad. Propongo, en cambio, usar la metáfora de la traducción. En este sentido, el diseño curricular puede concebirse como un sofisticado esfuerzo para traducir los lenguajes de distintos mundos. Quienes emprenden esta tarea deben dedicarse a recopilar, analizar y procesar información proveniente de empleadores, egresados, académicos, gestores, docentes y estudiantes, cada grupo con su propio lenguaje. Esta traducción demanda considerables recursos humanos y temporales, pero genera como resultado fundamental la pertinencia educativa.
Este proceso encuentra un respaldo teórico en el concepto de recontextualización propuesto por Basil Bernstein en su teoría del dispositivo pedagógico. La esencia del planteamiento de Bernstein radica en explicar cómo el conocimiento generado en un ámbito específico, como el laboral, el de la investigación o de la innovación tecnológica (por dar algunos ejemplos), es apropiado legítimamente y luego transformado, para integrarse correctamente en el campo educacional. Así, la actividad curricular se entiende como un proceso legítimo de traslado del conocimiento, desde unos campos con sus prácticas y saberes tácitos, hacia el campo educativo, adaptándolo a modelos curriculares específicos (por competencias, resultados de aprendizaje, etc.). Bernstein subrayaba la importancia de determinar bajo qué principios ocurre esta apropiación del conocimiento.
No obstante, Bernstein también enfatiza un segundo subproceso, igualmente relevante, que es la transformación: ubicar el conocimiento apropiado en el nuevo contexto educativo, modificándolo según sea necesario y poniéndolo en diálogo con otros discursos internos del ámbito educacional. Esta etapa del trabajo curricular es crucial en instituciones de educación superior, especialmente frente a procesos de masificación educativa y expansión del gerencialismo.
Como planteaba Bernstein, la tarea va a ser poner en diálogo ese lenguaje con otros discursos. Es así como los curriculistas deben producir instrumentos para múltiples audiencias y propósitos: gestores administrativos encargados del control y monitoreo, agentes externos encargados del financiamiento o de la calidad, para autoridades y, por cierto, para los docentes y su tarea de educar, y también producir instrumentos para la persuasión y encantamiento del estudiante con un modelo educativo. Incluso a veces, los curriculistas deben construir puentes hacia instrumentos externos (por ejemplo, marcos de cualificaciones), que, aunque diseñados para facilitar el proceso, a menudo agregan una nueva complejidad. Las instituciones de educación superior son organizaciones complejas, y esa complejidad puede apreciarse en la diversidad de lenguajes que coexisten.
Entonces, invito a utilizar está metáfora de la traducción para mirar lo que hace el diseño curricular. Gran parte del trabajo curricular consiste en hacer estas complejas y sofisticadas traducciones. Los curriculistas son intérpretes y traductores, destinando horas de viaje tratando de comprender un lenguaje para transformarlo en otros.
Pero atención: así como los viajes de Europa a América en el siglo XIX tomaban semanas, en muchos casos nuestros viajes tienen ese carácter de mega empresa por razones análogas. Porque el tiempo que se destina izando las velas o remando, podría emplearse mejor inventando nuevas rutas. Pero del futuro del diseño curricular, que ya está con nosotros, escribiremos en otra oportunidad.