Vinculación con el Medio e Internacionalización: una relación virtuosa que tributa a la calidad de la educación superior.

Creo conveniente recordar que la relevancia que hoy están teniendo fenómenos como la Vinculación con el Medio (VcM) e Internacionalización en el Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (ES), se debe a que forman parte de un camino largo, con atajos intermedios, que han contribuido a la actual solidez de la institucionalidad de ésta, de su visión y misión, sustentados en una legislación de permanente perfeccionamiento y pertinencia. En el momento actual, cuando la relación entre VcM, como dimensión de la acreditación de la calidad de la ES, y la internacionalización como un ámbito de ella, se está incrementando una relación virtuosa que tributa a la mejor calidad de las ES. Revisemos parte de ese camino, básicamente desde los años 70 del siglo recién pasado y hasta la actualidad:

Nuestra mirada parte de los movimientos estudiantiles de los años 1968-70 que, impulsados por una toma de conciencia colectiva de la necesidad de cambios en la sociedad y la cultura de nuestro país, e inspirados por los movimientos estudiantiles europeos de similar impronta, permitieron poner en evidencia el ensimismamiento de las universidades y la necesidad de abrirlas y vincularlas con su medio social, político, cultural y económico real. Esta fue una de las aspiraciones principales de esas experiencias reformistas lideradas por estudiantes universitarios de la época, quienes intuyeron que el “entorno” debía ser significativo para la universidad y, a su vez, ésta para su entorno. Lo que hoy se denomina “bidireccionalidad” no se daba porque la aquella no valoraba dicha dimensión para diseñar su propia función y compromiso con la sociedad. Muchos de esos ideales reformistas denunciaban a la universidad como una “torre de marfil” desconectada de su entorno, por lo que se le exigía abrir espacios de participación para mejorar la validez de sus curricula de formación, sus perfiles profesionales, sus metodologías de enseñanza – aprendizaje; y para incorporar las oportunidades que proveía el mundo real que la rodeaban y que ésta no había considerado como significativa para perfilar la educación que impartía. Similares críticas se hacían respecto de la investigación y su impacto en la calidad de los aprendizajes.

Mas allá, el concepto de internalización de la ES como dimensión de la VcM global, estaba muy lejos de quienes tenían el manejo de las universidades de entonces. La relación con el mundo exterior, lejano y desconocido se reducía a planes selectivos de becas para estudios de postgrado en el extranjero, algunos casos notables de migrantes que, por razones extra académicas y especialmente políticas, se incorporaron e influyeron en la actividad académica y la investigación de nuestro país, o a contactos personales de miembros de la comunidad universitaria con comunidades internacionales, muchas veces de limitado alcance. El impacto de este tipo de actividades se agotaba al interior de las casas de estudio y no irradiaba hacia su entorno, sino como acciones aisladas e imperceptibles.

Animados por los profundos cambios políticos y sociales de los movimientos reformistas, en la primera mitad de los años 70 se comenzaba un ciclo de profundización de la relación entre la universidad y su entorno que, sabemos hoy, incide directamente en la calidad de la ES y su contribución al bienestar y desarrollo de la sociedad. Sin embargo, este proceso se vio alterado por la contingencia política y social, vivida por el país en las dos décadas siguientes.

En el largo período del gobierno militar, la interacción y búsqueda del cambio alcanzado en las universidades de entonces, se revirtió bruscamente mediante el control de la autonomía universitaria y el nombramiento de rectores delegados, que las reorientaron a su vieja tradición de ensimismamiento y distanciamiento de la realidad externa. De acuerdo con las exigencias del modelo neoliberal y la doctrina de seguridad nacional, se modificó la estructura del sistema universitario existente, creándose un subsistema de ES compuesto por las casas de estudio tradicionales, otras que se derivaron de éstas y se abrió la posibilidad de crear universidades privadas. Además, se incorporan los Institutos Profesionales (IP) ofreciendo carreras profesionales y los Centros de Formación Técnica (CFT) con carreras técnicas de nivel superior. La ES en esta etapa, se centró fundamentalmente en la proliferación desregulada de nuevas instituciones y carreras y en el control de estas instituciones, bajo las condiciones que inspiraba la doctrina de seguridad nacional, vigente a lo largo del régimen militar.

En este periodo, la vinculación con el entorno y las expresiones de internacionalización, corresponden a lo que entonces se llamó Extensión Universitaria: actividades predominantemente unidireccionales, ocasionales y sin impacto en la vida y estructura permanente de la institución universitaria.

Recuperada la democracia a inicios de la década de los 90, se reforzó la planificación del sistema en los dos grandes pilares tradicionales del desarrollo educacional del país: calidad y equidad, poniendo el énfasis en el primero, la calidad de la educación en general y de la ES en particular.

Una de las políticas públicas vitales implementadas bajo estas condiciones, fue el “Programa para el Mejoramiento de la Calidad y Equidad de la Educación” -MECE- que, aplicado también a la Educación Superior -MECESUP- contribuyó a la instalación y funcionamiento de la Comisión Nacional de Acreditación de Pregrado CNAP, (creada por Decreto Supremo N°51 del Ministerio de Educación, con fecha 8 de febrero de 1999), que funcionó entre 1999 y 2007. A la CNAP se le encargó, poner en marcha planes experimentales de acreditación y diseñar un sistema nacional de aseguramiento de la calidad. Este trabajo, junto con generar una cultura del aseguramiento de la calidad basado en la autoevaluación de los actores del sistema y de generar un plan piloto de acreditación de programas e instituciones, contribuyó a la promulgación de la Ley 21.029 del 17 de noviembre de 2006, que establece el Sistema de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior en nuestro país.

Cabe destacar que, en el contenido de esta Ley, se definieron como áreas de acreditación institucional obligatoria la Gestión Institucional y la Docencia de Pregrado. Si bien, la VcM tenía carácter optativo, lo indicado en la Ley implicó por primera vez una valoración al “entorno” y el impacto que puede generar en el actuar de las Instituciones de Educación Superior (IES).

En el año 2018, con la promulgación de la Ley 21.091, que modifica la anterior Ley 21.029, se incorpora a la VcM como una Dimensión obligatoria del proceso de acreditación de las IES (Título IV, Art.81), junto a la Docencia, Gestión Estratégica y Recursos Institucionales, Aseguramiento Interno de la Calidad y, adicionalmente, Investigación, Creación y/o Innovación.

Este nuevo status, denota que diversas expresiones, como “el entorno”, “la realidad circundante”, la vieja “extensión universitaria” y hoy “la vinculación con el medio”, son la expresión de un mismo fenómeno que ha ido impulsando la mayor pertinencia de la educación terciaria. Ya sea mejorando su arquitectura institucional compuesta no solo por universidades sino también, por institutos profesionales y centros de formación técnica, como también, configurando su oferta académica, perfiles profesionales, cuerpos académicos, acción investigativa, generación de innovación y su docencia, mediante una vinculación con su entorno significativo a nivel local, regional e internacional, que debe asegurar resultados de calidad y que ser bidireccional en todos sus niveles de relacionamiento (Ley 21.091, Art. 1°).

La Internacionalización, de acuerdo a esta definición, pasa a constituirse en un ámbito de la VcM y, a través de ésta, debe jugar un rol activo y permanente en el aseguramiento de la calidad de la ES. Constituida también en un ámbito de acreditación obligatorio dentro de la Dimensión de VcM, el desafío es que las experiencias de Internacionalización se multipliquen y sean accesibles a toda la comunidad institucional, agregando valor a la calidad de la formación que entregan las IES en Chile y formando a profesionales competentes en un entorno laboral altamente globalizado.

De acuerdo a la legislación vigente, en el 2025 entrarán en plena vigencia los criterios y estándares que ha determinado la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) para la acreditación de la dimensión VcM. Al respecto, cifras del Ministerio de Educación y la CNA establecen que, al año 2024, de las 162 IES vigentes, 105 están acreditadas y, de éstas, 55 no han acreditado aún la dimensión VcM, que corresponden principalmente a IP, CFT, e Instituciones de las FFAA, Orden y Seguridad. Esto representa un desafío, pero especialmente una oportunidad para estas IES que no han acreditado aún VcM, que abre puertas además a la Internacionalización, un ámbito de colaboración y aportes para el mejoramiento de la calidad de nuestra ES. De hecho, las IES que ya han completado el proceso, pueden dar y seguir dando fe de las bondades de esta VcM con su entorno internacional, que incluye experiencias innovadoras y aportes pertinentes a las demandas del mercado laboral global.



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Author: Dr. Iván Navarro
Presidente Directorio Fundación AEQUALIS

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