AEQUALIS realiza conversatorio sobre “El desafío de transformar a Chile en una sociedad del conocimiento”
agosto 03, 2020

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Debatir sobre los principales componentes y planteamientos de la ciencia y la investigación en Chile, con una visión estratégica de largo plazo, teniendo como eje central la formación de capital humano, fue el objetivo del conversatorio online desarrollado por la Unidad de Ciencia, Investigación e Innovación de AEQUALIS Foro de Educación Superior, en el cual participaron directivos de instituciones de educación superior, académicos, especialistas, e investigadores y autoridades. Esta reflexión adquirió aun mayor relevancia en el actual contexto de pandemia provocada por el COVID-19 y por el papel que juega la ciencia, la tecnología y la innovación en su superación.

Bajo el titulo El Desafío de transformar a Chile en una sociedad del conocimiento», el encuentro tuvo como eje inspirador un documento base elaborado por la citada Unidad de Trabajo, en la que participan Pedro Pablo Rosso, rector emérito de la Universidad Católica; Iván Suazo, Jorge Babul, Marcela Arellano, María José Escobar y Marcelo Noël López.

En el conversatorio participaron como panelistas el ya citado Pedro Pablo Rosso; Pedro Bouchon, vicerrector de investigación de la Pontificia Universidad Católica de Chile, y Andrea Rodríguez, vicerrectora de investigación de la Universidad de Concepción. El encuentro fue inaugurado por el presidente de AEQUALIS, Dr. Iván Navarro quien aprovechó la ocasión para anunciar la realización, en julio de 2021, del Primer Congreso de Educación Superior, el que está siendo organizado por el Foro.

Capital humano avanzado

En su intervención, Pedro Pablo Rosso destacó la necesidad de que Chile desarrolle un capital humano avanzado, ya que “esta es la única manera de alcanzar un nivel de desarrollo social y cultural adecuado para una sociedad del conocimiento”. Ello significa, dijo, formar personas capaces de investigar, de plantearse preguntas originales y proponer soluciones a diversos problemas sobre bases racionales y fundadas en evidencias empíricas.

Entre las medidas sugeridas por Rosso, está la necesidad de reforzar la capacidad de las universidades chilenas para formar doctores, así como desarrollar iniciativas tendientes a aumentar y renovar nuestra comunidad científica incorporando a científicos jóvenes. También dijo que para aspirar a una sociedad del conocimiento avanzada, de acuerdo con estándares internacionales, se estima que el país debería invertir en ello el 1,2% de su PIB (<0,4% en la actualidad).

En cuanto a políticas públicas, mencionó que, pese a los esfuerzos y anuncios sobre la materia realizados tanto por la ex Presidenta Michelle Bachelet como por el actual mandatario Sebastián Piñera, en el país falta mucho por hacer en el área I+D y que, a consecuencia de la ausencia de un plan nacional de ciencia y tecnología, existe descoordinación, duplicidad de iniciativas e improvisación en los ámbitos de la educación terciaria y de la vinculación entre ambas.

Citando a la OECD, Rosso habló sobre la necesidad de que las políticas públicas para la educación superior estén alineadas con los objetivos sociales y económicos nacionales. Concluyó diciendo que una de las propuestas de AEQUALIS es que, dado que el capital humano avanzado se forma en las universidades y concretamente en los doctorados, la alternativa para subsanar su escasez es crear nuevos programas de este tipo y fortalecer los existentes.

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Investigación interdisciplinaria

Luego expuso Pedro Bouchon, quien partió diciendo que si bien Chile se ha consolidado como una economía competitiva en la región sigue teniendo su peor ránking en capacidad de innovación, y que nuestro número de investigadores por número total de trabajadores es muy bajo comparado con el resto de países OCDE.

Señaló también, que si bien Chile ha avanzado en el ecosistema de incentivos en expansión con una serie de actores que han surgido en los últimos 10 años, como estrategia a largo plazo habría que preocuparse de los aumentar el porcentaje de “overhead” provenientes de los proyectos, de promover la investigación interdisciplinaria y poner énfasis en el desarrollo de temas como el manejo de los desastres naturales, impulsar una minería sustentable, generar energías limpias, solucionar los problemas de obesidad (especialmente infantil) y desarrollar la telemedicina.

Específicamente, sobre la investigación interdisciplinaria, señaló que si bien ésta toma un mayor tiempo en ser reconocida, en comparación con la investigación disciplinaria, finalmente puede llegar a tener los mismos o incluso mayores niveles de impacto”. Por lo mismo, habló de la necesidad de enfocar la formación doctoral a investigadores flexibles; que las universidades sean más ágiles y conectadas con su entorno, y que el Estado fomente la descentralización. Todas estas estrategias, concluyó, deben trascender la política de un gobierno en particular.

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Repensar el futuro

Por último, Andrea Rodríguez inició su intervención recordando que la UNESCO define a las sociedades del conocimiento como “aquellas inspiradas en el saber y que realizan importantes inversiones en educación, innovación y desarrollo de nuevas tecnologías y donde existe un uso intensivo de las TICs”.

Agregó que, considerando lo anterior, el nuevo contexto global que enfrentamos hace necesario repensar el desarrollo del conocimiento a futuro, teniendo presente que los pilares de una sociedad del conocimiento involucran a la educación escolar y profesional, el impulso de la ciencia y tecnología, un capital humano avanzado y el desarrollo de la ciencia. Más adelante, Rodríguez mencionó que Chile ocupa el último lugar OCDE respecto de la cantidad de doctores por cada millón de habitantes (871 según proyección 2020), mientras en Alemania Reino Unido y Estados Unidos la cifra era de 5 mil por cada millón de habitantes en el 2009.

Respecto del desarrollo de la ciencia en Chile, explicó que ello se da principalmente con recursos estatales y en un marco de desconfianza entre la academia y el sector productivo. El Covid 19, agregó, nos ha dado la posibilidad de replantarnos cómo enfrentar esta situación a futuro, señalando que el ecosistema de I + D se adaptó y reaccionó a las necesidades con un alto grado de compromiso y colaboración, quedando de manifiesto que se requieren esfuerzos institucionales y no solo de personas o expertos. Por lo mismo, concluyó que la pandemia nos ha presentado desafíos, tales como la necesidad de romper desconfianzas para establecer comunicación entre científicos y tomadores de decisiones, así como considerar qué dependencias y brechas territoriales son importantes y que hay una falta de industria tecnológica que nos obliga a esperar y depender de desarrollos externos.

En síntesis, resumió las amenazas actuales como: falta y concentración de recursos; dependencias y brechas territoriales y de género; un ministerio nuevo que requiere consolidarse; falta de una estrategia clara que trascienda a los gobiernos para el desarrollo de ciencia, tecnología, conocimientos e innovación y la existencia de una dependencia tecnológica.

La situación de emergencia que vivimos, agregó, valoriza el conocimiento científico que permita repensar un modelo que impulse la colaboración y no solo la competencia, sin por eso dejar de buscar la excelencia. “Es necesario adoptar tecnología que fuerce el cambio y permita una integración más clara entre ciencia y tecnología para enfrentar riesgos sanitarios o desastres naturales y potenciar un desarrollo económico social y cultural sostenible”.

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