Potenciando la Educación Superior Post Covid 19. La relevancia de la Gestión.
junio 24, 2021

La educación superior ha jugado un rol preponderante en la formación de las personas y de la cultura universal de los últimos siglos y se ha expandido de manera casi exponencial en los últimos 50 años. Gran parte de la investigación y desarrollo que ha permitido mejorar la calidad de vida de millones de personas en el mundo, se ha desarrollado con participación de las Universidades o de sus egresados.

Sin embargo, los propios cambios acarreados por la modernidad están modificando las formas de hacer las cosas respecto a muchas de las actividades humanas, entre ellas la educación superior.

Hoy el conocimiento se ha democratizado, pudiendo captarse desde diversas fuentes (por ejemplo, algunas empresas e internet) y las instituciones de educación superior ya no son la única fuente en donde las personas pueden obtenerlo. Esto significa que este es uno de los desafíos más importantes a los cuales poner atención para mantenerse en la actividad educacional y seguir siendo influyente.

Al mismo tiempo, el avance de internet y las tecnologías hace que hoy exista una amplia oferta online de educación de las mejores universidades del mundo, la que además se puede obtener a costos marginales, ya que se trata esencialmente de plataformas electrónicas en las cuales se invierte al comienzo, pero no requieren mayores costos operacionales. Aunque no todos los conocimientos y experiencias se pueden entregar de esta forma, sí una parte no menor de ellos.  Hoy existen por ejemplo muchos postgrados virtuales de universidades extranjeras, que se dictan en estas condiciones favorables de costo, buenos contenidos y un membrete para el CV de una universidad internacional a los alumnos de dichos cursos, los cuales llegan “directamente” al computador en la casa de las personas, eliminando muchas veces hasta los costos de traslado.

Hacia el futuro, al menos una parte relevante de la oferta de pregrado y de posgrado de cada institución de educación superior será online y la industria global y sus stakeholders se ajustarán a esta nueva realidad.

Paralelamente, en los países desarrollados, las “Universidades de Empresa”, son cada día más fáciles y económicas de instalar, gracias también a las plataformas electrónicas.  En este modelo, en lugar de que un joven vaya a la universidad para educarse y conseguir un trabajo, los estudiantes irán a un trabajo para obtener la educación superior que desean. Las empresas pueden así capturar más tempranamente “talento” juvenil y formarlo bajo sus propias formas; y los jóvenes por su parte aseguran de esta manera una carrera que se obtiene en forma paralela a su trabajo, a menores costos que el paso por la Universidad.

El Covid-19 ha hecho que millones de personas estén hoy más familiarizadas con los ambientes de educación virtuales, como nunca antes en la historia humana, comprobando que estas herramientas, bajo ciertas circunstancias, pueden ser elementos de apoyo que aportan a los procesos educativos. Estas personas van a conservar -después del término de la pandemia- su familiaridad e interés por el aprendizaje virtual.

Por otra parte, Chile ha hecho un esfuerzo importante en materia de presupuesto para la educación superior, el cual se sitúa en el 3,7% del PIB.  Si bien siempre podría ser mejor, hoy es uno de los países cuyo esfuerzo de inversión en educación superior es uno de los mayores del mundo (https://www.statista.com/statistics/707557/higher-education-spending-share-gdp/). En el escenario post-pandemia, habrá muchas necesidades sociales que el Estado deberá enfrentar, por lo que los recursos se harán más escasos y deberán ser administrados con especial esmero.

Todo este escenario de cambios es una enorme oportunidad para que las instituciones de educación superior puedan optimizar la gestión, en el sentido más amplio de la palabra, creando de paso más y mejores ofertas de valor para los estudiantes (de todas las edades), de manera que ellas puedan llegar a más personas que las requieran. Probablemente, las instituciones de educación superior puedan acelerar estas transformaciones de su forma de operar (que a otras actividades humanas ya les ha tocado vivir) atrayendo talento/experiencias desde otras industrias que hayan tenido experiencias similares en materia de este tipo de mejoras.

Esforzarse en la gestión, tanto como en la excelencia académica, permitirá a las instituciones de educación superior servir mejor los jóvenes y a la sociedad, ayudando a generar valor y sustentabilidad para mantenerse y cumplir con el propio propósito para el cual fueron fundadas cada una de ellas, permitiendo a la vez mantener la influencia social que tradicionalmente han tenido.  No hacer esfuerzos en materia de repensar y mejorar los procesos para ayudar a optimizarlos, podría significar riesgos importantes de que actores de otras industrias puedan tomar parte de los procesos que ha realizado históricamente la educación superior.

En Estados Unidos por ejemplo, cuyo costo de Educación Superior ha crecido un 1.200%  en los últimos 40 años (https://www.visualcapitalist.com/rising-cost-of-college-in-u-s/ ) y en donde entre otros desafíos a la actividad, la tasa de natalidad irá disminuyendo en los próximos años (https://www.statista.com/chart/23088/population-projections-fall/), ajustando más la demanda de jóvenes por los servicios educacionales, se ha señalado que existe el riesgo de la “disrupción de la industria de la Educación Superior”, por parte de otras organizaciones que estiman que podían brindar servicios similares a un costo menor.  Presionados por esta realidad, las instituciones de educación superior tanto de Estados Unidos como de otros países desarrollados con cierto nombre internacional, ayudados por las facilidades tecnológicas actuales, buscarán aumentar su actual oferta de “exportación” de servicios de educación online que se prestan vía internet a todo el mundo.

De esta forma, las instituciones de educación superior en Chile deberán hacer un esfuerzo de gestión para, entre otros aspectos, centrarse aún más en el aporte de valor que realizan a sus estudiantes, generar nuevos servicios (ojalá sin aumentar los costos), mejorar e integrar sus sistemas de información, crear ofertas educativas masivas para la formación continua y buscar mejores formas de conseguir economías de escala, tal como sucede en otras industrias.

Incluso aunque los escenarios mencionados en las líneas previas no se dieran, o se dieran sólo parcialmente, la preocupación priorizada por la gestión, establecida al mismo nivel de la excelencia académica y de la preocupación por la mejor transmisión del conocimiento, es un esfuerzo que vale la pena realizar, para proyectar el noble aporte de la educación superior al país y al mundo.