Pedagogías en la encrucijada
mayo 24, 2022

(Dr. Iván Navarro A, presidente Fundación AEQUALIS). – Diversos estudios técnicos – entre ellos dos de AEQUALIS- han evidenciado el grave problema que representa la disminución de las postulaciones a las carreras de pedagogía, especialmente en matemáticas, lenguaje y comunicación, ciencias, educación básica, diferencial y parvularia, por citar las más afectadas.

Los intentos por enfrentar esta disminución, loables pero insuficientes, dejan en evidencia que este es un problema estructural que debe ser superado con nuevas políticas públicas de mediano y largo alcance. Hoy se habla incluso de la posibilidad de crear un nuevo sistema nacional de educación, que se enmarca en un ámbito político amplio y de largo alcance, en tanto la encrucijada de las pedagogías hoy es que deben superar algunas de sus principales dificultades en el corto o mediano plazo, para garantizar el normal funcionamiento actual del sistema educacional en su conjunto. De lo contrario, se deberá intensificar el uso de medidas de mitigación, como son los programas especiales para habilitación pedagógica de profesionales afines, la habilitación de profesores inmigrantes o el rescate de personas que salieron de las carreras pedagógicas a otras actividades. Como tales, estas y otras soluciones de mitigación que se puedan adoptar, no resuelven el problema de fondo, que es el de la atracción de las carreras pedagógicas para nuevos y buenos postulantes, en un ciclo formal de formación profesional y de las especialidades y menciones que el funcionamiento regular del sistema requiera.

En este sentido, es necesario superar la “falta de atracción de las carreras pedagógicas”, que se hace notar en los sistemas de admisión recientes, dotándolas del encanto, consistencia, profesionalismo y reconocimiento social que, por esencia, merecen tener.

Para ello, como primera prioridad, se debería enfrentar el desafío de mejorar los perfiles profesionales y los planes de estudio de las carreras pedagógicas, bajo condiciones de articulación con los demás niveles y componentes del sistema. La pandemia y las actuales transformaciones culturales, laborales y socioeconómicas que la acompañan, han evidenciado la necesidad de fortalecer y actualizar dichos perfiles para, por una parte, mejorar la calidad de los contenidos culturales y disciplinares que los constituyen y, por otra, formar profesores que salgan al mundo del trabajo con una sólida formación diciplinar y una renovada formación general y pedagógica.

Esta última, la general y pedagógica, debería centrarse fuertemente en contenidos vocacionales y valóricos, incorporando nuevas áreas de conocimiento y acción, hoy emergentes, que la pueden enriquecer y diversificar. Entre ellas, caben mencionar: las nuevas formas de animación y regulación de la convivencia escolar, la contención emocional de los estudiantes en tiempos de crisis, el desarrollo de aptitudes y procedimientos para canalizar la participación e inquietudes de los padres y apoderados hacia una colaboración efectiva con la función educativa de la institución escolar, el desarrollo de tareas específicas y colaborativas del trabajo docente con programas de gran impacto en la calidad de la educación escolar como el PIE (Programa de Integración Escolar) y la SEP (Subvención Escolar Preferencial), para la atención de niños preferentes, entre otras.

El sistema escolar chileno ha generado políticas públicas notables que, en su tiempo, tuvieron efectos positivos en la calidad de la educación escolar y que incidieron fuertemente en la valoración y atracción de las pedagogías. Es el caso del perfeccionamiento planificado y sistemático que acompañó a parte importante del profesorado nacional. Algo similar ocurrió con programas de investigación y experimentación educacional, que ofrecieron buenas alternativas de enriquecimiento de contenidos científicos y culturales para renovar los programas de estudio, nuevas experiencias de innovación en metodologías de estudio y de medios y métodos de aprendizaje y notable implementación de modelos curriculares que han contribuido al mejor desarrollo del aprendizaje. Hoy necesitamos imperiosamente que se implementen políticas públicas de similar relevancia, o mejores, que permitan recuperar los estándares de calidad y la atracción de la profesión docente.

La formación de profesores hoy es tarea exclusiva de las universidades acreditadas. En ellas recae parte importante de la responsabilidad e iniciativa para recuperar la atracción de las carreras pedagógicas que imparten. No hacerlo con la premura, coordinación interinstitucional y apoyo explícito que el Estado debe otorgar, nos acerca a una crisis cuyos efectos ya se sienten con fuerza en el día a día de muchísimas escuelas y colegios del país. La escasez de profesores para cubrir la demanda, agrandada por los efectos de la pandemia, son ya evidentes y urgentes de solucionar.

Es la encrucijada de las pedagogías.