La transformación de la docencia universitaria: una invitación
junio 26, 2018

Los sucesivos cambios que ha experimentado el sistema de Educación Superior son innegables. Los cambios en nuestras instituciones desde una perspectiva cuantitativa, referidos a la movilidad y énfasis por los indicadores institucionales bajo una perspectiva de rendimiento y análisis de cobertura; así como los cambios cualitativos, aparentemente menos importantes para el sistema global (al menos escasamente medido), respecto de cómo se ha trastocado y reorganizado el funcionamiento social y cultural de las universidades, son aspectos de los cuales todavía no conocemos su magnitud, ya que se encuentran en franca expansión.

En relación al vínculo entre Universidad y contexto socio-cultural, se presenta una interrelación clave entre el aporte de ella al desarrollo regional y territorial en que éstas se encuentran insertas, debido a su vinculación con aspectos productivos y de aporte al conocimiento para el apoyo  al desarrollo regional; así como su participación activa en la formación ciudadana, democracia y desarrollo de valores colectivos a nivel país; marcando una relación entre Universidad y contexto más estrecha y situada en la actualidad.

Por otra parte, los cambios al interior de las universidades chilenas respecto de la gestión de los procesos académicos, sus estructuras organizacionales, sus funciones y formas de entender las experiencias universitarias como una nueva línea base para el desarrollo de los estudiantes, las características de la formación académico-profesional actual, los modelos educativos y énfasis en los desempeños, así como los roles de los nuevos estudiantes, que en términos de masividad y heterogeneidad son completamente distintos a los estudiantes de hace 20 años atrás, generan un efecto primordial en la definición, rol y desarrollo de los docentes/académicos/profesores universitarios, en este escenario entendido como crucial para el desarrollo del país.

La docencia universitaria entonces, se transforma en un espacio cotidiano de desafíos para materializar los ajustes que son requeridos para la formación inicial de los futuros profesionales en un escenario cambiante, con nuevas fuerzas y tendencias que influyen su quehacer y que ubican a sus actores en una necesidad de re-definición o actualización sobre lo que permanentemente hacen.

Las re-definiciones de la docencia universitaria, han ido transitando desde aspectos más ligados a una pedagogía más bien tradicional, a una docencia flexible, interconectada y diversa. La enseñanza activa, el aprendizaje conectado, el curriculum integral, la irrupción de soportes tecnológicos, plataformas y procesos de enseñanza mediados por las características disciplinares y por aprendizajes profundos, complejos e integrados, dan cuenta de esta definición cada vez más flexible e integral sobre estos procesos. El mismo tránsito que han seguido los modelos de formación por (o basados en) competencias; así como sus definiciones y diseños (pragmáticos, cognitivos, socio-críticos o transformacionales) dan cuenta de la heterogeneidad de su re-definición y avance.

La actualización de los roles en los actores claves sigue el mismo proceso de transformación. Las prácticas de los docentes universitarios que han mejorado sus competencias docentes, potenciando sus conocimientos disciplinarios, aprendiendo a trabajar en equipos colaborativos y sobre todo, desarrollando estrategias que movilicen a los estudiantes y los transformen en ejes activos de un aprendizaje distribuido, también demuestra las direcciones actuales en las que transita la docencia universitaria. Sumado a ellos, los ayudantes de aprendizaje, tutores o agentes de apoyo para el desarrollo de aprendizaje de/entre pares, igualmente impacta en estos roles claves de una docencia de calidad, en la medida en que median más eficientemente los aprendizajes de los estudiantes y los propios. Finalmente, los estudiantes y sus desempeños, los trayectos formativos, la estructura curricular integrada por la cual transitan y las experiencias de evaluaciones y desempeños integrados del aprendizaje, son claves para la conformación de un estudiante que espera ingresar exitosamente al mundo laboral y se integren de igual manera como un aporte social y cultural a su territorio.

Sin embargo, ¿los docentes universitarios, están preparados para afrontar estos desafíos?, ¿existen los soportes adecuados para su desarrollo como docentes universitarios?, o ¿es posible generar consenso sobre los requerimientos de la docencia universitaria frente a la heterogeneidad del sistema universitario?

La docencia universitaria, requiere una cantidad de energía y de desarrollo no menor para responder a estas interrogantes. Existen avances específicos, apoyos que se han venido desarrollando desde hace algunos años, en las unidades de apoyo docente de las Universidades; sin embargo, hay que profundizar los avances parciales, dejando que las fuerzas iterativas del cambio profundicen su efecto hacia la calidad en la docencia universitaria.

Este avance, debiera manifestarse entre otras cosas, a partir de la superación de las limitaciones en las cuales la docencia universitaria funciona. Por ejemplo, en la diferenciación obsoleta entre investigación y docencia como dicotomías antagónicas, generando productos de primer o de segundo orden en el quehacer universitario, el desconocimiento sobre la importancia de los procesos de gestión de  la docencia, dificultando los tiempos y recursos disponibles para que el docente pueda planificar, mejorar, proyectar y nutrir su docencia, la tendencia a dar prioridad a los análisis agrupados y masivos referidos a impactos globales (indicadores) por sobre iniciativas metodológicamente robustas, la formación universitaria implementada bajo mecanismos y enfoques tradicionales, que posicionan las técnicas por sobre los diseños integrales de la enseñanza y el aprendizaje, dejando de lado modelos de formación más eficientes, centrados en la colaboración, la transversalidad e interdisciplinariedad, a fin de recobrar espacios en donde la docencia y los docentes dialoguen; y sobre todo, en la necesidad de visibilizar el rostro de la docencia universitaria mediante caracterizaciones que grafiquen su diversidad, a fin de poder determinar perfiles docentes en nuestras universidades, son algunos de los desafíos inminentes.

 

Estos aspectos, considero, son los desafíos de una Universidad que enfatiza en mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje que ocurren en sus aulas. Las transformaciones institucionales deben llegar al aula, nutrirse de ellas; no sólo por la transversalidad organizacional de dichos cambios; sino que además, porque los docentes universitarios que hoy transforman su docencia, transforman a los futuros profesionales y –quien sabe- a los futuros docentes universitarios del Chile que vienen.