La carga académica de los estudiantes
mayo 22, 2019

En las últimas semanas escuchamos demandas de estudiantes de ciertas carreras universitarias relacionadas con la sobrecarga de trabajo que les imponen los estudios superiores, lo que rápidamente generó reacciones polarizadas. Están quienes apoyan a los estudiantes y quienes los catalogan de “flojos”. Por un lado, se señala que la vida no es sólo trabajo, que debe dejarse espacio para otras actividades personales, recreativas, culturales y familiares; por otro se argumenta que la universidad no es para todos, sino que sólo para aquellos que “se la pueden” y si no se la pueden, mejor que abandonen.

Desde el año 2006 una gran cantidad de instituciones de educación superior ha trabajado para lograr que sus planes de estudios sean balanceados, en algunos casos con mayor éxito que en otros. Un plan de estudios balanceado es aquel en que aquello que se le demanda al estudiante como parte de su proceso de formación, es posible de ser realizado en el tiempo disponible (para estudiantes a tiempo completo se considera entre 40 y 50 horas de trabajo semanal). ¿Por qué es importante contar con planes de estudio balanceados? Porque mejoramos la calidad de vida de los estudiantes, dejando tiempo para actividades culturales, recreativas, familiares, etc., pero no solo por esto, también porque un plan de estudios balanceado es fundamental para lograr una formación de calidad. Asumamos que todo lo que se solicita a un estudiante durante su formación es pertinente y necesario para formar el perfil de egreso comprometido por la carrera (conocimientos, habilidades y competencias que el recién titulado debe tener). Entonces cuando un estudiante deja de hacer una actividad, queda un vacío en su formación y por ende no se cumplirá adecuadamente el perfil de egreso. Esto no significa necesariamente que el estudiante no obtendrá su título o grado. En muchos casos lo obtendrá.

¿Cómo es esto posible? Imagine un alumno que cursa 6 asignaturas y que hacia el fin de semestre en 3 de ellas le ha ido muy bien y las aprobará incluso si no saca buena nota en la última evaluación; sin embargo, en las otras tres debe sacar buenas calificaciones para aprobar. Si el plan de estudio fuese balanceado, el estudiante tendría el tiempo para realizar lo que se le requiere en las 6 asignatura; sin embargo, en un plan desbalanceado, el estudiante no podrá realizar todo lo que se le pide (no por flojera, sino porque el día no tiene más horas) y entonces priorizará. Probablemente, decida no entregar alguno de los trabajos de los cursos que ya tiene aprobados para concentrarse en los otros. Si lo que se pretendía que el estudiante aprendiera con ese trabajo era pertinente para el cumplimiento del perfil de egreso, es evidente, que cuando el estudiante decide no hacerlo habrá aprendizajes no logrados. Si esto ocurre sistemáticamente, durante toda la carrera, es muy difícil asegurar el cumplimiento del perfil de egreso en todos los estudiantes, comprometiendo así la calidad de la formación.

Logro de aprendizaje

Por supuesto que cada estudiante aprende a ritmos diferentes, y que, aunque se intente, no es fácil lograr que todas las semanas del semestre tengan una carga de trabajo equivalente. Por ello, el balance de carga debe entenderse como un elemento en el diseño de los planes de estudio. En este sentido, cuando se diseñan los planes de estudios y los programas de asignaturas debe considerarse una estimación del tiempo que requiere un estudiante típico para lograr los aprendizajes esperados, por supuesto que algunos estudiantes requerirán más y otros menos tiempos, pero sí se diseña de forma juiciosa el proceso formativo será exitoso.

El Sistema de Créditos Trasferibles SCT-Chile, definido por el Consejo de Rectores el año 2006, tiene entre sus objetivos “considerar el tiempo que requieren los estudiantes para el logro de los aprendizajes”. La instalación de este sistema en conjunto con los procesos de innovación curricular (que comienza en el CRUCH y luego se extiende a otras instituciones de Educación Superior) ha generado importantes mejoras en los procesos formativos, logrando no sólo planes de estudio más balanceados, sino que además perfiles de egreso más pertinentes, utilización de metodologías de enseñanza-aprendizajes diversas y procesos de formación de los cuerpos académicos en temas de metodología y evaluación.

Pese a los grandes avances logrados, la implementación del SCT-Chile es heterogénea, encontrándose, incluso al interior de una misma institución, carreras donde la implementación del SCT-Chile ha sido un mero ajuste numérico y otras donde efectivamente se observan perfiles de egreso pertinentes, planes de estudios balanceados y consistentes con los perfiles de egreso y programas de asignaturas que utilizan diversas metodologías de enseñanza-aprendizaje a fin de que se cumplan los logros de aprendizajes en estudiantes cada vez más diversos.

Continuar en esta dirección permitirá mejorar tanto la calidad de vida de los estudiantes como la calidad de la formación.