Equidad de género en la educación superior
septiembre 14, 2022

Dr. Iván Navarro A
Presidente Fundación AEQUALIS
Foro de Educación Superior

Desde el siglo XVIII se viene relevando la aspiración de algunos movimientos sociales y círculos filosóficos por una mayor igualdad de condiciones entre el hombre y la mujer. El pensamiento liberal y democrático, representado por el empirismo inglés, impulsado por John Locke (1632- 1704) y posteriormente por Jean Jacques Rousseau (1712-1778), padre del liberalismo clásico, focalizó el reclamo en áreas sensibles para el desarrollo de la sociedad, como la educación y los derechos civiles. Esta tendencia, fue profundizada por la Revolución Francesa, principalmente mediante uno de sus ideales más sublimes, por el cual se reconocía que todos los seres humanos son iguales en dignidad y derechos. Desde aquí en adelante y hasta la mitad del siglo XIX se ampliaron y jerarquizaron las bases del ideal paritario, enfocándose en contrarrestar una eventual inferioridad de la mujer respecto del varón y en levantar las banderas de la igualdad en los derechos relativos al trabajo. John Stuart Mill (“The Subjection of Women”-1869), siguiendo la línea de los fundamentos desplegados por el liberalismo clásico, atacó fuertemente el prejuicio aún entonces dominante, que seguía proclamando la inferioridad natural de la mujer frente al varón, dando base a los primeros movimientos feministas en Inglaterra y EEUU en las décadas iniciales del siglo XX. Estas movilizaciones enarbolaron argumentos cercanos a nuestra realidad, como el derecho a voto igualitario y el acceso paritario a las profesiones liberales.

Este apretado análisis deja en evidencia que, primero, el tema no es nuevo y, segundo, que, a pesar de la larga y fecunda reflexión y los esfuerzos por la igualdad o paridad de género, sigue existiendo una especie de subcultura de la resistencia y una marcada ralentización de los procesos culturales e institucionales, que deberían generar una equidad de género saludable para el desarrollo de nuestra sociedad.

La Fundación AEQUALIS ha venido observando el tema de la equidad de género aplicada a las Instituciones de Educación Superior en Chile, generando estudios constantes que, hasta ahora han permitido percibir el avance de la equidad de género en ellas, pero también el carácter moderado de dicho avance, seguramente debido a la subsistencia de estereotipos y prejuicios asociados a un machismo en lenta retirada, que siguen obstaculizando estas aspiraciones, especialmente en el acceso a cargos directivos de este sector de la educación.

Para lograr avances más significativos de equidad de género, deberíamos ser capaces de romper el llamado “techo de cristal”, que como criterio de medición se originó en EEUU en 1986 y que hace referencia a determinados estereotipos, barreras invisibles, de carácter cultural, político y social, que impiden a las mujeres acceder a cargos superiores, en este caso, en las Instituciones de ES de nuestro país. El techo de cristal comienza a desvanecerse cuando la composición de género de una ocupación o posición pasa de ser dominada por hombres a que las mujeres alcancen un tercio o más en una organización (Bolton y Muzio, 2008). No obstante, se debe tener en consideración que la feminización demográfica, como lo señala Peterson (2016) en el caso sueco, citando un estudio de Swedish Delegation for Gender Equality in Higher Education del año 2011, se atribuye a variados factores: presiones políticas en forma de objetivos y metas, acuerdos cuantitativos sobre la representación de las mujeres en el mundo académico, compromiso de alto nivel con los objetivos de calidad y una red nacional que apoya, promueve y alienta a las mujeres que aspiran a convertirse en gestoras educación superior».

En 2017 ÁEQUALIS publicó su primer estudio en el tema, “Participación Femenina en cargos directivos en Instituciones de Educación Superior chilenas” (Venegas, 2017). En él se constató que el 27% de los altos cargos (rectores, vicerrectores, decanos, directores) estaban ocupados por mujeres, mientras el 73% restantes eran hombres. En el universo total del estudio se determinó que, en el caso de las rectorías de IES solo el 13% era servido por mujeres, pero en “otros cargos” este porcentaje llegaban hasta el 43%. Un segundo reciente, del año 2022, actualizó las cifras y amplió el análisis, con datos tomados del Registro de Autoridades Unipersonales de la Superintendencia de Educación Superior, complementado con datos obtenidos por Transparencia. En él se constata que la participación femenina en cargos directivos aumentó desde un 27% (año 2017), a un 29% (año 2019) y a un 32% (año 2022). En tanto de las 144 rectorías que contempla el estudio, 33 son dirigidas por mujeres (235) y 111 por hombres. Este estudio incluyó, además, información relativa a lo que se denomina persistencia, que es el tiempo que permanecen hombres y/o mujeres en un cargo en Educación Superior, misma persona misma IES, concluyendo que no existen grandes diferencias entre uno y otro género. Este antecedente permite formular una pregunta acerca cuál es el impacto del rol de madre en la persistencia directiva del género femenino en las IES chilenas, ya que con los primeros antecedentes del estudio AEQUALIS 2022 se observa un posible bajo impacto.

En conclusión, los resultados de los estudios de AEQUALIS (2017 y 2022) reflejan avances en un proceso de feminización más activo, que se orienta hacia una mayor equidad de género. Si bien el tercio de participación femenina en cargos directivos es promisorio, aún el sistema tiene un gran desafío. Un hito importante será acercarse a la paridad en quienes ocupan la rectoría en las IES y así dejar atrás el “techo de cristal”.

Los antecedentes enunciados demuestran que la equidad de género tiene un avance moderado en nuestra Educación Superior, pero un avance al fin.

Estudio AEQUALIS 2017
Estudio AEQUALIS 2022