El rol de la UMAG en el desarrollo de zona extrema
noviembre 28, 2023
Columnas AEQUALIS. 027. Noviembre 2023

Dr. José Maripani Maripani,
Rector de la Universidad de Magallanes.

En octubre pasado la Universidad de Magallanes cumplió 62 años de historia, ligada al nacimiento de la entonces sede regional de la Universidad Técnica del Estado, UTE, que en 1981 dio paso a la fundación de la UMAG como su sucesora en la entrega de educación superior en la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena.

A lo largo de su historia la UMAG cumple un rol importante como universidad estatal y pública transformándose en la universidad más austral del continente sudamericano por su sede universitaria en el Centro Subantártico en Puerto Williams, comuna Cabo de Hornos, a orillas del Canal Beagle.

Este rol, con una pertinencia geopolítica y geoestratégica, fue destacado en el seminario “Calidad en la Educación Superior, Una Mirada desde Regiones”, realizado en agosto pasado por la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) en la ciudad de Frutillar y que nos convocó a reflexionar respecto a la importancia de las universidades en las regiones, especialmente desde las zonas extremas.

Allí expuse el tema “Vinculación y pertinencia regional: desafíos y visiones institucionales en zonas extremas”. Así entregamos una mirada acerca de las fortalezas que tiene la Universidad de Magallanes como la única universidad estatal y pública más austral del continente.

No hay dudas que lo realizado en Frutillar fue un hito marcado por la Comisión Nacional de Acreditación al destinar en regiones este primer seminario que permitió abordar las actividades relacionadas con una mirada regional, respecto a la calidad en la educación superior.

Así pudimos plantear los objetivos que tiene la región magallánica  y cómo desde la universidad nos sumamos, siendo uno de esos pequeños engranajes que contribuyen a que la región logre su objetivo de zona extrema.

Al pensar en una zona extrema, fundamentalmente hay que meditar en objetivos geopolíticos, por ejemplo, donde de alguna manera se busca encontrar el equilibrio entre soberanía, territorios y poblamientos humanos.  Creemos que la universidad tiene mucho que decir respecto de lo que sería la soberanía científica, lo que se relaciona con organización de nuestros territorios de la Patagonia subantártica y en la Antártica; cómo podemos llegar a una región que es la más grande de Chile, con 132 mil kms2, pero la segunda menos poblada del país (menos del 1%) y por otro lado cómo contribuimos a que estos poblamientos humanos, donde nosotros mismos somos parte, tengan una mejor calidad de vida.

No debemos olvidar que una de las vías para alcanzar esa calidad de vida se logra educando personas, formando y entregando profesionales en la región e investigando nuestro entorno. Este rol ha sido cumplido por la universidad magallánica, desde 1961, cuando partió como Universidad Técnica del Estado hasta ahora, donde se ha contribuido de manera importante a que la región tenga profesionales de buena calidad y que estén muy bien formados, pertinentes a las necesidades de la región. Estos objetivos se obtienen al disponer de una universidad acreditada en docencia de pregrado e investigación como lo es la UMAG.

Sin embargo, hay un punto que desde hace muchos años hemos venido planteando al Estado y que se relaciona con la necesidad que se reconozcan las particularidades que tienen las universidades de regiones extremas y aisladas, como la nuestra, y que merecen tener un trato diferente como universidades estatales y públicas. Este trato debe comenzar por un financiamiento diferenciado donde se reconozca que siempre para las instituciones de educación superior de regiones extremas será difícil autofinanciarse en territorios con baja densidad poblacional y, a su vez, competir en la captación de las y los nuevos estudiantes con respecto a las universidades de la zona central.

Además, el alumnado residente en estas regiones extremas, que podrían transformarse en nuevas y nuevos estudiantes, necesitan ser atraídos por una oferta competitiva y atractiva, y que no muestre brechas tan relevantes en términos de experiencia universitaria respecto a las ofertas que encuentran en la zona central. Afortunadamente en los últimos años se ha visto una tendencia que muchos de estos estudiantes decidan quedarse en la región accediendo a la educación superior, pero ello no es suficiente.

Creemos en la necesidad de establecer mecanismos que incentiven a las y los estudiantes a optar por sus universidades regionales, como también un incentivo a la oferta y a los avances que experimenten las instituciones de manera integral en acreditaciones institucionales, de carreras y desarrollo científico.