Educar para forjar futuros pacíficos, justos y sostenibles
junio 06, 2022

(Elisa Araya Cortez, Rectora de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE).- Un debate mundial en torno a la manera en que la educación y el conocimiento pueden determinar el futuro de la humanidad y del planeta planteó, en 2019, la iniciativa impulsada por la UNESCO “Los futuros de la educación aprender a transformarse”, visualizando futuros, en plural, para valorar que existe una diversidad de maneras de conocer y estar en un mundo crecientemente complejo.

El primer informe de esta iniciativa se difundió en 2021, bajo el título «Reimaginando Juntos Nuestros Futuros: Un nuevo contrato social para la educación», y señala que para forjar futuros pacíficos, justos y sostenibles es necesario transformar la educación misma. Destaca que este desafío debe estar basado en dos principios fundamentales: el derecho a la educación a lo largo de la vida y la educación como un bien público y común.

El informe de UNESCO incluye orientaciones para avanzar hacia la renovación de la educación, todas constituyen enormes desafíos para las universidades que tienen la responsabilidad de formar profesores y profesoras. Entre otros aspectos destaca la necesidad de una resignificación de la pedagogía, orientándola a principios de cooperación, colaboración y solidaridad; el desafío de superar fórmulas agotadas que no permiten incorporar enfoques curriculares y planes que enfaticen el aprendizaje ecológico, intercultural e interdisciplinario; impulsar la profesionalización de la enseñanza como una labor colaborativa, que reconozca la función de los y las docentes en tanto productores de conocimiento y figura clave de la transformación educativa y social.

Avanzar asumiendo estas orientaciones supone convicción y compromiso, pero estas disposiciones no son suficientes. Se requiere implementar procesos innovadores en la formación docente, que no solo reconozcan el papel transformador de la educación en la sociedad, sino que transformen la propia educación.

En la Universidad Metropolitana de Educación (UMCE), eminentemente pedagógica, asumiendo el modelo educativo y sus principios estratégicos, se está abriendo paso a programas innovadores que buscan anticipar nuevas pedagogías y desarrollos transversales e interdisciplinares. La experiencia del Minor en Transversalidad, iniciado en 2019, se fundamenta en la perspectiva de la educación como un derecho humano fundamental, en torno al cual se articulan actividades curriculares con enfoque de inclusión, interculturalidad, sustentabilidad, género y diversidad, educación sexual y formación socioemocional.

Esta iniciativa ha ido mostrando estrategias y caminos nuevos que nos enseñan, entre otras cosas, que las aulas heterogéneas son más ricas y variadas que las aulas homogéneas, pero que requieren de habilidades socio-emocionales de gran fineza por parte del educador, educadora; que los espacios, tiempos y metodologías cambian y se vuelven flexibles y multiformes, más exigentes, pero también más parecidos al mosaico que es la humanidad.

El camino de la educación requiere, en este escenario, el cruce de miradas y perspectivas. Avanzar en propuestas de interdisciplinariedad supone investigar, tanto en el desarrollo curricular y pedagógico, como en las condiciones socioeducativas para construir aprendizajes que logren dar cuenta de los fenómenos complejos. Supone también orientar las prácticas pedagógicas hacia la reflexividad estimulando la producción de nuevos conocimientos. Son estas las razones por las cuales la Universidad construye un modelo de prácticas basado en comunidades de aprendizaje y está estimulando nuevos procesos de investigación encaminados a la generación de un centro de investigación.

Estas iniciativas son aportes hacia un cambio de rumbo en educación, es una enunciación de posibles caminos futuros que remuevan las bases de un agotamiento profundo del modelo escolar predominante.

Postulamos que el diálogo es el camino a recorrer. Un diálogo en tanto espacios y tiempos de comunicación, entre las personas para conocerse y entender los mundos en que vivimos y las perspectivas con las que leemos ese mundo y nos instalamos en él. ¿Qué ganamos formando docentes sobre la base del diálogo? Hacer posible una cultura de colaboración, de paz y de construcción conjunta de los futuros pacíficos, justos y sostenibles. Un desafío complejo, que nos interpela y nos acucia a reflexionar, diseñar y desarrollar con toda la comunidad respuestas para los tiempos presentes y los futuros que podemos ayudar a nacer.