Dígame, licenciado.
diciembre 15, 2023
Columnas AEQUALIS. 029. Noviembre 2023

Mauricio Berríos Rodas. Sociólogo.
Magíster en Gobierno y Políticas Públicas

El diálogo de Chaparrón: “Dígame licenciado. Licenciado. Gracias, muchas gracias” evidencia la significación cultural de un reconocimiento y nominación.

El humor entrañable de Chespirito nos muestra la relevancia que tiene el reconocimiento de los títulos y grados académicos en nuestra cultura latinoamericana, eminentemente credencialista, donde “llegar a ser reconocido” como licenciado es motivo de orgullo. Un contrapunto relevante es que Steve Jobs, Mark Zuckerberg y Bill Gates, innovadores tecnológicos que han cambiado el mundo, no completaron sus estudios universitarios.

Lo más importante parece ser posibilitar, reconocer y extender las oportunidades y capacidades de las personas desde la educación escolar hasta la educación continua para adultos mayores, y su funcionalidad al desarrollo país que queremos construir en un mundo en constante cambio.

Existe consenso en que la estructura nacional de títulos y grados requiere una actualización. La ley de Educación Superior, de 2018, introdujo la conceptualización de subsistema universitario y de subsistema técnico-profesional. No obstante, mantuvo intacta la lógica compartimentada y el principio de diferenciación jerárquica que subyace en la arquitectura del sistema de educación superior.

Hoy, en Chile, el grado de licenciado solo pueden otorgarlo las universidades. El actual esquema de títulos y grados está en revisión porque su rigidez no es funcional a los requerimientos actuales. Urge pensar esta transformación desde las características de la movilidad estudiantil y considerar la multiplicidad de contextos laborales emergentes. Ya estamos viviendo el futuro.

En mayo de 2021, la subsecretaría de educación superior del gobierno anterior efectuó una propuesta pública que no prosperó y que consideraba las experiencias de Australia, Canadá, España e Irlanda. Destacaba la creación de un bachiller y un magíster politécnico. Un estudio de Vertebral-UDP exploró las experiencias de Italia, Finlandia y Alemania y elaboró una propuesta con perspectiva comparada con foco en la ESTP. AEQUALIS organizó un seminario para profundizar en el tema, y el actual presidente de la CNA, Andrés Bernasconi, escribió una columna en este mismo foro al respecto. Es un tema estratégico y en el que tenemos que ser ambiciosos como país.

Habitualmente nos inspiramos en países con realidades muy distintas para acometer cambios de esta magnitud. ¿Hacia dónde estamos mirando ahora para actualizar la estructura nacional de títulos y grados?

¿El camino más indicado será el de una mayor profesionalización? La actualización de títulos y grados es una oportunidad valiosa si es funcional y no residual al modelo de desarrollo que hemos montado. Nos exige pensar la formación en educación superior considerando atributos de mayor flexibilidad, interdisciplinariedad y ciclos más cortos. La posibilidad de que las y los estudiantes puedan trazar caminos propios y con mayor interacción con otras disciplinas y experiencias es un paso desafiante en términos culturales, curriculares y económicos para las propias IES.

La discusión sobre la actualización de títulos y grados tiene diferentes aproximaciones. Sabemos que hay distintas “calidades” para un mismo título y que es necesario mejorar su legibilidad porque es desmedida, siendo un ejemplo la amplia variedad de ingenierías. También sabemos que el desarrollo de la creatividad, el pensamiento crítico, el trabajo en equipo y la empatía, así como las habilidades en tecnología y en idiomas son un desafío ineludible que debemos pensar distinto a la luz de los resultados que hemos obtenido.