Chile: una anomalía
diciembre 16, 2022

Dr. Iván Suazo
Vicerrector de Investigación y Doctorados de la Universidad Autónoma de Chile

Unidad de Ciencia y Tecnología
Fundación AEQUALIS

¿Cómo es el ecosistema de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (CTCI) en Chile? Somos pocos, 1,3 PhD por cada 1000 personas trabajando cuando el promedio OECD es de 9,2; pero muy eficientes, casi 20.000 publicaciones el 2021, lo que nos posiciona en el primer lugar de Latinoamérica en producción por habitante. Nuestro financiamiento es más bien precario, solo el 0,34% del PIB cuando el promedio de Latinoamérica es de 0,56, ambos muy por debajo de 2,68% del promedio OCDE. En cuanto a las áreas, principalmente investigamos en medicina; ciencias de la tierra e ingeniería; y ciencias sociales; más abajo queda la astronomía a pesar de tener los más grandes observatorios del mundo en nuestro territorio. El 92,1% de la productividad se concentra en las Universidades y más del 60% en la Región Metropolitana. La media está en los 45 años y solo el 37% de los PHD son mujeres. En resumen: Chile es una anomalía.

Es un pronóstico que conocemos hace muchos años y que, como se mencionó en el conversatorio Desafío para fortalecer ecosistema de investigación organizado por la Unidad de Investigación de la Fundación AEQUALIS, ya es momento de pasar a la definición de estrategias a corto, mediano y largo plazo basadas en evidencia y no definiciones políticas. Necesitamos lineamientos claros y estrategias que vayan más allá de los anuncios. Con el aumento actual en el área lograremos avanzar desde el 0,34 al 0,37 por ciento del PIB, en camino, pero debemos apurar el tranco si queremos ser una economía basada en el conocimiento este siglo.

¿Qué necesitamos? Como señala la Unidad de Investigación se debe duplicar en un plazo de 10 años la inversión en I+D+I, principalmente la proporción del aporte privado. Hay que aumentar el capital humano fortaleciendo y creando programas de doctorado para triplicar el número actual en un plazo de 15 años. La inversión es un punto fundamental por lo que es necesario la creación de un fondo de recursos público privado de capital de riesgo, con inversión de USD$ 150 millones al año. El avance no es posible sin una mayor colaboración entre universidades y empresas, con una mayor participación en la solución de problemas y estrategias locales y regionales de desarrollo.

El progreso depende de la capacidad de los países de crear e innovar con ciencia. Como señaló el director ejecutivo del Grupo de Estudios Avanzados Universitas, Dr. Pedro Pablo Rosso en la nota de El Mercurio sobre el ranking I+D+I 2022 de las universidades chilenas: «el Estado fiscaliza, pero no pacta con las universidades metas vinculadas a ciertos objetivos nacionales o regionales de desarrollo económico, social o cultural. Parece no haber comprendido aún que, en esta etapa histórica, el progreso de las naciones depende de su capacidad generadora de conocimientos e innovaciones». Los tomadores de decisión en el país deben tomar conciencia del importante rol del CTCI para el progreso, si no seguiremos siendo solo una anomalía y no aprovecharemos el tremendo potencial que existe en Chile.